En Irán prohíben a García Márquez

En Irán prohíben a García Márquez por obsceno, y no por marketinero
15/11/2007 - 13:10:00
Autor: Orlando Barone


Cambiar el título original “Memoria de mis putas tristes”, por “Memoria de mis tristes cariñitos” ya revela una amplia libertad artística. No obstante esa pasteurización del título, al gobierno de Irán el libro de Gabriel García Márquez le siguió pareciendo obsceno y acabó por prohibirlo. Ya se había agotado la primera edición pero no habrá una segunda. Ahora todos esos miles de lectores iraníes, asustados por la amenaza de ser perseguidos por desairar la moral del Islam, deben de haber escondido sus libros adentro de la joroba del camello o de la mochila donde llevan las bombas.
La novela es una de las más flojas del premio Nobel colombiano. Es la más innecesaria. Tiene tanto olor a marketing como el de un tema de cantante hermafrodita y estrella, pop, con residencia en Miami. Cuenta la historia de un anciano periodista que al cumplir noventa años decide celebrarse con “una noche de amor loco junto a una adolescente virgen”.
Aspiración que por suerte no consuma, porque el viejo está destartalado y solo le queda espiarla desnuda en la cama como un “voyeur”. Para Mahoma y para Ahmadinejad todo eso era demasiado: como lo son el pintor los preservativos y León Ferrari para el rigor católico apostólico.
Así que en Irán “Memoria de mis putas tristes, o de mis tristes cariñitos” ya no podrá editarse ni leerse en un colectivo. Les voy a decir que tampoco aquí en la Argentina, hace treinta años, se podían leer ciertos libros ni ver ciertas obras de teatro. Ni en el colectivo ni en la Universidad ni en ninguna parte. Pero todavía hay gente que se olvida. Porque el olvido es la mejor forma del indulto.
El escándalo que causa esta censura en Irán es una nueva fuerza de venta para una novela reciente de bastante rápido declive. Porque una prohibición despierta la tentación y la angurria por saber de qué se trata. Y hasta el que ignoraba todo acerca del libro y que nunca entró a una librería, puede correr a comprarlo. Y es una lástima, porque García Márquez, que era pobre ya no necesita hacer caja. Y ni siquiera hace falta que siga escribiendo, porque lo genial ya lo hizo.
La historia del vejete craquelé y la adolescente virgen, es un fiasco.
El nonagenario ni siquiera la toca. La ventaja es que es un libro breve.
Y el olvido del lector es igualmente breve.
Aunque paradójicamente el fanatismo reabra otra vez el marketing del libro.

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