Leyendas e intereses acechan al nuevo ministro de economía
19/11/2007 - 12:00:00
Autor: Orlando Barone



El nuevo ministro de economía no va a tener poder. El nuevo ministro de economía va a durar poco. El nuevo ministro de economía no está conforme con el modelo. El nuevo ministro de economía no va a pactar con De Vido.
El nuevo ministro de economía no va a tolerar ser monitoreado por Kirchner desde las sombras. El nuevo ministro de economía va ser mal visto en Brasil. El nuevo ministro de economía va a frenar la influencia de Chávez. El nuevo ministro de economía va a tener dificultades con los gremios. El nuevo ministro de economía va a tener que apurar el aumento tarifario y va a defender al Indec contra Moreno. El nuevo ministro de economía para desacelerar la inflación va a tener que enfriar los sueldos y reprimir el consumo. El nuevo ministro de economía no va a aceptar que se le recorte su independencia. El nuevo ministro de economía va a retomar la ortodoxia.
El nuevo ministro de economía es demasiado joven.
Todo cuanto se dice en estos días acerca del nuevo Ministro de Economía es un perfecto ejemplo de que la palabra -sea pública o privada- es gratis. Y de que una gran parte de los medios, los periodistas económicos, los lobbies, los intereses y los charlatanes son proclives a instalar chismes como si fueran verdades, y a fantasear especulaciones como si fueran diagnósticos científicos.
El nuevo ministro de economía todavía no ejerce y ya es destinatario de una cadena de presiones ajenas que pretenden imponerle de entrada un vademécum de intereses. Cada lobby conspira para drenar beneficios a su favor. Dederecha o de izquierda. De la industria o del agro. De la patronal o de los sindicatos. Y trata de melonear a la opinión pública anticipándose a los hechos que no han sucedido.
Ha habido análisis de opositores y de especialistas donde se dice que Martín Lousteau es un economista idóneo y bien intencionado, pero que se va a encontrar en medio de un gobierno que es todo lo contrario.
También se dice que Lousteau es honesto y que no va resignarse a aceptar medidas deshonestas.
Lo raro es que si este Gobierno es deshonesto por qué nombra un ministro honesto; y si este nuevo ministro es honesto por qué se integra a un gobierno deshonesto.
Si fuera por las visiones negativas o dudosas que se difunden acerca del nuevo ministro de economía más le valdría renunciar antes.
¿Cuesta tanto esperar a que empiece su gestión y esperar las pruebas y consecuencias? ¿Cuesta tanto no tener mala leche ni fogonear profecías de fracaso?
La palabra es gratis. La economía es cara. Por eso tiene tantos que la cortejan. Y tantos que conspiran.

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