El medio pelo inmobiliario
25/10/2007 - 12:15:00
Autor: Orlando Barone



El “Medio pelo” argentino es esa creación de Arturo Jauretche , que delata al que quiere ser sin poder ser y al que por querer ser pierde su ser.
Lo que está ocurriendo con las inmobiliarias que ofrecen casas en barrios que son otros es inherente al deseo del medio pelo argentino.
¿Se entiende, Che?
La gente quiere comprar y vivir en Palermo, en barrio Norte, en Belgrano o Caballito, entonces las inmobiliarias agrandan hipotéticamente la geografía de esos barrios y hacen entrar en ellos a barrios más plebeyos como Saavedra, Almagro, San Nicolás y Villa Urquiza. Y no se ofenda nadie.
¿Dónde compraste? Le pregunta uno a un medio pelo que puede ser uno, aunque sin reconocérselo.
Compré en Belgrano, dice y lo que compró está situado al fondo de la calle Cramer contra el paredón de la Gral. Paz frente a la cancha de Platense. O dice que vive en Palermo para no decir que vive en Chacarita o en Almagro. Y se lo cree. El juego es de a tres: demandante, oferente e inmobiliaria. Es más fina una casa en Palermo Soho o Hollywood que en Villa Crespo; una en Coghlan o Colegiales que en villa Ortúzar que está al lado y cuya fonética cae grasa; y es mejor ofrecer una casa en Caballito que en Villa Mitre o Santa Rita que no los conoce casi nadie.
Como se siga así- más allá de que ahora se multe a las inmobiliarias por el despelote limítrofe engañoso- como se siga así, va a convenir reducir los barrios de Buenos Aires a apenas los de nombres más o menos paquetes. Digamos que los de la franja del norte y no los de sur. Por ejemplo Villa Riachuelo es “inmobiliriamente” intolerable. No suena igual Recoleta que Balvanera, que está al lado. Ni Devoto o Villa del Parque, suenan igual que Monte Castro que es limítrofe y que se acerca casi al conurbano.
Así es el mercado inmobiliario: así es el consumidor medio pelo. No es lampiño ni peludo. Es semi. Es como el color beige: que sirve para consensuar el promedio estético del consorcio. Con el beige coinciden el del cuarto con el del quinto y con la de planta baja a la que no le viene bien ni si gana el Loto. Hay que pintar el hall de “Bececito sucio” porque si lo pintan de un color vivo los vecinos muertos temen despertarse. Palermo es tan angurriento que es como un barrio caníbal que se come a otros barrios.
Un día por glotón va a llegar hasta Soldati. Y se va a equivocar. Porque los vecinos de Soldati no son los protagonistas que inspiraron a Jauretche.
Los vecinos de Soldati, no quieren ser de Palermo ni Soho ni Holywood ni viejo ni nada. Quieren seguir siendo de Soldati.

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