Por más que digan que hay apatía, igual va a haber alegría
22/10/2007 - 12:15:00
Autor: Orlando Barone



¿Quién va a ganar las elecciones del domingo que viene? Si las cosas son según el cristal con que se mira, el voto es según el lugar donde se vota. Porque el sector y la tribu a la que cada uno pertenece determina ideologías, criterios y caprichos. No vota de igual estado de ánimo el que antes de votar se baña en el yacuzzi con gel de pétalos de rosas, que el que antes de votar se baña con un balde de agua de pozo.
Dicen que entre los votantes hay apatía. Esta conclusión quiere decirnos que para que haya entusiasmo, en vez de ganar quienes hasta ahora ganan, deberían ganar los que hasta ahora pierden.
La apatía vendría a ser el estado de ánimo que imponen los que no ganan.
Lo raro es que no se tenga en cuenta la alegría de los que son mayoría, según todas las encuestas. Menos una.
Anoche en el programa de Mariano Grondona, en una votación entre 138 mil televidentes ganó Elisa Carrió con el 38 % de los votos. Segundo Rodríguez Saá con el 27.
Tercero Lavagna con el 14 y cuarto Lopez Murphy con el 10. Cristina Fernández solo sacó el 4%. Empató agonizante con Sobish por el final de la cola. Fue una elección fantástica- literalmente- que merecería un filme de ciencia ficción o un manual de autoayuda acerca de cómo forzar ingenuamente el deseo.
También si se hiciera una hipotética elección entre la gente del Indec Cristina sacaría menos votos que si fuera candidato el controlador Moreno.
Y en una supuesta votación en Campo de Mayo seguramente ganaría Breide Obeid, de frente- march.
Pero si se hiciera en San Luis, incluyendo como votantes a actrices que allí se sintieron felices y que se emocionaron ayer con la carta a la madre, Rodríguez Saá ganaría en primera vuelta. En una hipotética elección entre obispos y cardenales en la catedral, incluyendo algún rabino, y sin tener en cuenta que piensan del premio a León Ferrari, es fácil deducir qué coalición tiene la mejor chance religiosa.
Y si se hiciera una elección exclusiva entre los damnificados por la rebaja de sueldos y de las jubilaciones que hizo La Alianza, López Murphy obtendría menos votos que si no se presentara.
Si se les pregunta por quién votan a Maradona y Nalbandian, ya lo dijeron: a Cristina Fernández. Mirtha Legrand, Nito Artaza y Susana Giménez todavía sueñan con el voto nostalgia. Tampoco votarían a Cristina la cúpula de la Sociedad Rural, la diputada María del Carmen Alarcón, ni Cecilia Pando. Y si la elección hipotética se hiciera entre fanáticos del tomate, fanáticos del arsenal propio y fanáticos de la teoría de los dos demonios, Cristina saldría última después de Pitrola, Mussa y Castells.
El domingo se acaba el sonsonete. La apatía se convertirá en votos. Y como la democracia es la preeminencia de los “más” y no la del ratoneo de los menos, se sentirá feliz la mayoría. ¿Y la minoría? La minoría acepta su lugar. Y se pondrá a esperar la próxima apatía.

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